Quizás cree fantasías e historias soñadas.
un mundo donde ansiaba vivir,
insustancial como una promesa naúfraga,
inmaterial como un suspiro aislado.
Arrastré voces anónimas que desperté
de un letargo de vida mediocre, monótona,
(lo sentí como una verdad)
como una realidad
que se desvanece en zonas imposibles.
Me arrastré, cierto, (y pude arrastrar
en la zona más baja posible),
habitada por gusanos que se sedan,
marihuana con amor en la bruma
de un mañana que no existirá
Arrastré hasta el fango el cariño,
no supe ser hombre
porque no supe ser niño,
y en una inquisidora estación de la nada,
en un camino que no lleva a ningún lado,
con un estallido que pega en el alma,
me di cuenta, ya ves,
que ni siquiera tenía
a alguien que escuchaba.
Todo el coraje, los planes, los vuelos,
se disolvían en mis dedos,
se difuminaban.
Se largaron como un muerto.
En la obra realizada en los destiempos,
en la colgadura del suicida,
(síntoma de nada preocupante)
me escondí por debajo del tiempo.
Muchos hemos vivido algo parecido...
ResponderEliminarUn abrazo y felicidades por ese bello poema en prosa.