viernes, 28 de abril de 2017

LA MEDIDA

Antes medía la métrica, ritmo y rima,
la ética y estética de la expresión,
que la pasión o el batir.
Ahora, igual ni unos ni otros van a venir.

Hubo un tiempo que decía por verte sonreir,
ahora ¿dónde tus labios curvados por nubes?
el viento volado y la calidez de sumergirme
en tu tierra ígnea, en tu naufragio, di.

Si estuvimos en un momento y en un lugar,
y eramos dos, como los dos que cierran un plan,
di, ¿sigo siendo alguien a quien decir?
aún no siendo más que motivo de un parpadeo.

Me he acostumbrado a tenerte sin tenerte,
ir configurándote como pantallas de deseos,
soñándote de una manera inocentemente reprochable,
deseándote como entre una idea y un espasmo.

Te he metido dentro de mí y arropándote,
hacerte como mía sin haberlo sido nunca,
has de saberlo, mi silencio,
y te he temido como teme un idealista.

Ahora, que no mido, y no me importa si esto es ético,
me encuentro con una mente sola y desgarrada,
esperando de ti una sola palabra que se evadió
parecido a aquel beso que querías.

¿Lo recuerdas? aquel que querías
a aquel al que querías,
¿lo recuerdas? ¿recuerdas aquel lugar
y aquel momento? -no- no nos deja la medida.

lunes, 10 de abril de 2017

LLAMADA

Todas las noches rebusco entre las palabras, la adecuada,
una solitaria y única deseada que vuele como sin saber,
que ya no esté al amanecer aún dejando un hueco en la mañana,
más insinuadora que aquella mirada que me logró retener,

sentada en el sofá, las manos extendidas, la sonrisa lanzada,
dos cafés que humeaban entre las citas sugeridas, tú ibas,
decías -quiero que me la escribas- la palabra deseada,
-ven- dije sin necesidad de pensarla, porque la sentía,

¿recuerdas que me dijiste salgamos y paseemos?
recuerdo el lugar, el tiempo, como olvidado y nostágico,
la acusación sin lanzarse flotaba entre las nubes,
y el chaparrón de la tarde más que dulce fue trágico,

yo, que me iba recreando por cada semblante triste,
fui poco a poco buscando esa palabra, la adecuada,
ni estaba aún escrita, y ni siquiera lo deseaba,
pero está por aquí y en cada amanecer me llama.

DISOILUCIÓN

Se me van diluyendo los recuerdos,
con dolor en el rincón del alma,
se me van perdiendo mis sueños,
todos aquellos brotes se apagan,

Y se me van volando por el aire,
aquellos deseos que anhelaba,
y de todos ellos tú como nadie,
te alejas llevando mis palabras.

A cielo abierto, entrometido,
mi corazón sale a la mañana,
y, como siempre, he de llevarte
con las señales de mi alma.

En la cobardía de esta renuncia,
no acepté que me olvidabas,
aún siendo el barco que se mece
por los caprichos de tus aguas.

Pero aunque no he sabido llorar,
mis ojos guardan lágrimas,
recordando que una vez te tuve
entre mis brazos entregada.

(El título guarda cuatro o cinco o más sentidos: disolución, ilusión, di soy ilusión, ....)