viernes, 21 de octubre de 2016

EL SUEÑO DE UN DÍA DISTINTO QUE NO LLEGÓ

Sé que no parece muy creíble, pero fue cierto,
a la mañana, temprano, en el espejo, me saludé,
-hola, que tal, ¿cómo va todo?-
y él, saludando con la mano alzada, dijo
-bueno, un día más, algo de frío
y deseoso de un café, igual que tú-

- Bien, eso ya lo sabes, me conoces
desde hace mucho tiempo, incluso me conoces
desde que ya no te recuerdo-

La imagen de uno es como un sello imborrable.
Y sé que no es creíble pero una vez tuve fe,
fe de esa que dicen milagrosa,
porque esperaba que este día fuera especial,
único, como una puerta a otra cosa,
diferente a los demás, aún siendo,
cada uno de los demás, diferentes
pero inútiles.
Porque esperaba en el espejo
que fuera apareciendo otro rostro,
no como un tren lleno de frío
en un desierto desolado,
sino algo más sano y temporal
y dualmente infinito,
como un ciclo cercado pero que no cesa,
como una fresa verde que se niega.

Se procesa en la cafetera un aroma seco,
como un árbol arrinconado
en el último suspiro del invierno.
Precaria situación
¿para qué sirve mi soledad?
el mundo se antoja ensimismado
esperando mi poema como un grito con anhelo,
y a fe que tuve celo hasta de cada agonía,
de la noche al día, desde este día pleno.

Me saludé por costumbre con uno mismo,
que por muy familiar sigue en interrogación,
¿qué vocación? si los sueños se vuelcan hacia la nada,
si la nada nada a su antojo
por este alma y por estos ojos.
La vida es como una gruta,
por un lado oscura e ignota,
con goteras y sangría,
cúpula y columnatas,
y con una deseada ruta.
En cada gota que rezume
va un propósito,
un filtrado,
de lo bueno y de lo malo,
como el deseo y como el miedo,
como los sueños y las normas,
sabiéndose
que unas claman a las otras.
Rezamos, dictamos:
vivir es aeternam expectamus.

Y esperamos y esperamos
en la estación del nunca llegará.
Y por eso me saludé dentro de mi soledad
para recordarme
que hoy podría ser un día distinto,
insisto, distinto
¿intuición insatisfactoria?
mi instinto, dentro del alma, se niega a un no.

martes, 11 de octubre de 2016

DIAS QUE PASAN

Otro dia que pasa y decidido a no llorar,
esperando estrellas que desgarren sueños,
así pasa la vida entre anhelos y vuelos,
entre olvido y celo, entre ira y paz.

Necesito el golpe de la suerte, el milagro,
con la inútil estrategia de verlas venir,
como si la vida fuera que viene hacia ti,
cuando es la muerte la que hace el trabajo.

He decidido no lamentar el fracaso,
disimuladamente y de buenas maneras,
sabiéndome por dentro ser una fiera
que rompe deseos y los deja al raso.

La frialdad es signo de un alma muerta,
por mucho que una voz insinuara un beso,
es una extraña forma de quitarme un peso,
aún sabiendo que se cierra una puerta.

Uno por la vida se guarda los trucos
por si acaso la trampa viene detrás,
o por si uno se vuelve y no hay más
que traidoras garras de cucos.

LA VIDA ES UN POEMA

No hay peor poema que el que solo existe en un sueño
ni peor alma que el que no navega por un cuerpo,
o mal cobardía que la que solo mima su huida.
No hay fuente que mane sangre sin cristal,
ni ruido que en la música se mal entienda,
no habría historia si no hubiera enmienda.

La vida, iniciada con una semilla casual
se vuelve causal por el intelecto del dogma,
por malas formas que se van a glorificar,
no como el mar, sino como la mar de empeños
sin ton, sin tonto, o con tonto en absolución
por otro igual que lo esconda.

La vida es una forma de ir entendiendo la muerte,
que todo viene y se vierte al pasado del olvido,
lo vivido fue vivido y con frecuencia tan inerte,
me refiero al presente, como si nada fue conseguido,
salvo un extraño cruce de dos caminos
que desconocían que se iban a encontrar.

SÍ SE PUEDE

No me digas que no se puede, no me digas.
Que no se puede con el alma quieta,
presa de su angustia,
de su desesperanza o miedo,
de su locura finita,
pero no me digas que no se puede,
no me lo digas,
con el alma viva.

No me digas que no se puede volver,
no me digas.
No se puede volver si hay desesperación,
si el alba ya no te ilumina,
no se puede con lo sinuoso de la vida,
pero no me digas que no se puede,
no me lo digas
si cada mañana te vuelvo a querer.