Decido ir troceando el todo de mi yo
sintetizado en el camino recorrido,
cada latido que ha ido llamando
al latido siguiente,
irlos cociendo en algún crisol
abandonado por otro que ya ha huido,
y con eternidad delante mirando
el nacer de otra vertiente.
Lo que por mí pasó
se enganchó en la ropa de los otros,
se arrugó por el tiempo,
se intercambió en el mercado,
y ahora salgo con el sol
deslumbrado por los rostros,
aquellos que en cada momento
fueron momentos de mi yo callado.
Suele pasar a menudo Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.