Y mira que la miré,
reconocido, con deseo,
aquel momento
donde casi la tuve.
Mi sorpresa fue como lo de la lluvia
que no esperas,
efímera como una vela
mientras tiembla porque se aturde.
En el silencio se describió,
caminos por la ribera
y como una primavera
que siempre acude.
Pero de quien es hoy aquel desvelo
sin firma ni sello,
de quien es ¿lo sabes tú?
este contrato que nos hunde.
Instantes que se recuerdan y se añoran, quizás para repetir o enmendar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por el comentario. Un abrazo
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