No me digas que no se puede, no me digas.
Que no se puede con el alma quieta,
presa de su angustia,
de su desesperanza o miedo,
de su locura finita,
pero no me digas que no se puede,
no me lo digas,
con el alma viva.
No me digas que no se puede volver,
no me digas.
No se puede volver si hay desesperación,
si el alba ya no te ilumina,
no se puede con lo sinuoso de la vida,
pero no me digas que no se puede,
no me lo digas
si cada mañana te vuelvo a querer.
Entonces sí se puede Pepe, sin duda...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por los comentarios. Me alegro verte de nuevo por aquí. Un abrazo
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