Antes medía la métrica, ritmo y rima,
la ética y estética de la expresión,
que la pasión o el batir.
Ahora, igual ni unos ni otros van a venir.
Hubo un tiempo que decía por verte sonreir,
ahora ¿dónde tus labios curvados por nubes?
el viento volado y la calidez de sumergirme
en tu tierra ígnea, en tu naufragio, di.
Si estuvimos en un momento y en un lugar,
y eramos dos, como los dos que cierran un plan,
di, ¿sigo siendo alguien a quien decir?
aún no siendo más que motivo de un parpadeo.
Me he acostumbrado a tenerte sin tenerte,
ir configurándote como pantallas de deseos,
soñándote de una manera inocentemente reprochable,
deseándote como entre una idea y un espasmo.
Te he metido dentro de mí y arropándote,
hacerte como mía sin haberlo sido nunca,
has de saberlo, mi silencio,
y te he temido como teme un idealista.
Ahora, que no mido, y no me importa si esto es ético,
me encuentro con una mente sola y desgarrada,
esperando de ti una sola palabra que se evadió
parecido a aquel beso que querías.
¿Lo recuerdas? aquel que querías
a aquel al que querías,
¿lo recuerdas? ¿recuerdas aquel lugar
y aquel momento? -no- no nos deja la medida.
Sonrío al imaginar la escena de tu protagonista. (Quizás una, como tantas, que todos hemos pasado alguna vez).
ResponderEliminarFelicidades por tus versos en este excelente trabajo.