Está en mi vida, la vida
entristecida,
y entre mis manos, tus
cálidas manos,
que en este sueño de un
triste día
soñé ay de mí que me has
dejado,
años que pasan y mi alma
angustiada,
locura callada, hablo con
mi mente,
soñando aquella infinita
mirada,
y maldiciendo que estás ausente,
ya caen lentas las hojas
invernales,
de los robles enormes y
secos,
se hace de noche y tras
los cristales,
lagrimea la lluvia con
suaves ecos,
todo se detiene y se
difumina,
todo se oculta como un
engaño,
oscuras sombras donde el
sol declina
todas las sonrisas de mis
años,
lamentaré que mi vida está
perdida,
mientras ignoro que la
mañana asoma,
pasadas noches de
infiernos vividas,
¿dejará la luz oculta las
sombras?,
quise decir una vez cuanto
te quiero,
para entonces tú ya no
estabas,
te fuiste alocada por otro
sueño,
mi sueño, no te
interesaba,
llegan por ello los días
otoñales,
de hojas ocreadas y tardes
preciosas,
recordando aromas de
rosales
de la primavera
bulliciosa,
este dolor que en mi alma
se fija,
y estas palabras que un
amor describen,
a duras penas, tristes
rimas,
que al leerlas, me
deprimen,
así pues en la mañana
clarean
luces de los enamorados,
y en mi eterna noche se
queda
el triste
olvido que me has dejado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario