Estás, no estás, retuerces mi memoria
y toma un rumbo inhóspito, el secreto perdura,
pero ¿para qué? ¿cómo gemir con lo recóndito?
el esfuerzo ¿inútil?
la entrega de lo plácido,
las manos auxiliadoras,
los codos derrotados
y la cabeza loca horas y horas,
si estás, no me lo digas porque me matarías,
si no estás ya me mataste,
¿cómo voy a costumbrarme
a sobre vivir sin ningún día?
las decisiones se toman individuales
aunque afecten a dos,
así es la condición
aunque me digas que no vale,
la ausencia no se pacta,
se realiza sin preguntar,
y cuando quieras volver a entrar
habrá otra puesta en marcha,
pues aún decidiéndola con dudas,
por tu cuenta y sin obligación,
no proteste por la sensación
de una estancia con clausura,
y si estás como a veces me parece,
me gustaría que como un susurro
vieras en un papelito oscuro
una flor blanca que se te ofrece,
y si no estás como a veces me parece,
me gustaría que estuvieras
en algún lugar de la primavera
donde otras flores se te ofrecen,
porque sea como sea,
y ocurra lo que ocurra,
es que todo te discurra
feliz por donde navegas,
al fin y al cabo nada se perdió,
todo lo que fue así fue,
y posiblemente sin querer
es que el futuro se paró.
Pero dime si estás, aún te quiero vivir,
y si estás no me mates de esta forma,
imaginando que te transformas
en otra cosa que no vi.
Y si no estás, aún te quiero vivir,
pues este iluso te sueña aún,
y en este sueño eres tú
la única que me hace sufrir.
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