Y otra vez tú, como una caída periódica y densa,
otra vez la nueva empresa de reconocerte,
otra vez tenerte y no tenerte, como un oleaje,
y pagar otro peaje para no llegar a ningún sitio,
de nuevo el principio de un círculo vicioso,
de nuevo un hermoso engaño de flor extenuante,
otra vez todo adelante sabiendo que no existe la meta,
y de nuevo esta inquieta incertidumbre que tengo,
ya no sé si lo que obtengo es satisfacción o frustrarme,
pero estoy dispuesto a quemarme en cada minuto,
el mundo y el tiempo tan diminuto como una gota,
no sacia, aunque brota, las manos que extiendes,
otra vez tú no me comprendes y eso lo entiendo,
yo siempre voy surgiendo como surgen los albas,
y en estas extrañas palabras de nuevo te digo
que otra vez yo bendigo tu constante llegada.
Es como una resaca del mar en la propia vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las teorías apuntan a que venimos del mar, algo debemos tener de él en nuestros genes. Gracias por tu comentario, un abrazo
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