jueves, 4 de febrero de 2016

EL ASILO

De aquí para allá por los pasillos
he visto figuras, algunas aplastadas
por sus vidas
no completamente benévolas,
con ellos, ellas, o hacia ellas,
quién lo sabe.

Algunos con miembros amputados,
mayoritariamente hombres,
seguro que por el tópico
de ser más descuidados.
Necesitan arneses, aparatos
que les ayuden
en sus tránsitos diarios.

Diarios ya vecinos de la meta,
de la que sabemos final
de todo lo pretendido y soñado.
En parejas unos se entienden
y otros se desentienden.

Les gusta hurgar por lugares contrapuestos,
romper el orden de la gobernanta de turno,
hacer caso omiso de los horarios y turnos,
y beberse de otro, si puede,
un cocacola.

Algo de café y pan migado,
sobre la diez, pues según el planing
así debe ser.
Me resulta especialmente curioso
el vacío de la consulta del sicólogo.
Me fijé medio bien: mesa típica,
sillón alto,
ordenador apagado
y estufa bajo la ventana.
Silla de visitante
y dos sillones laterales.
Me pregunté
¿qué sicología para tales vida
es la adecuada?

En general son gente callada,
pero uno, solo uno,
parece gritar por todos...
Y al mirarlo, y al mirarlos,
una súbita palpitación me asaltaba,
ponen cara como que suplicaban,
no algo material,
sino un poquito de fe caliente
en sus almas.

Viniendo de un colegio
donde tantos años trabajara,
pero que olvidé pronto,
acabando, pintando murales
en este asilo de gente
que poco a poco se apagan,
uno siente
que en su medio edad,
su medio madurez,
ese tránsito desde la niñez
hacia la ancianidad,
no se piensa completamente
en todo el sentido de lo que hacemos,
pues es probable, no sé sabe cuándo exactamente,
se nos olvidó nuestro origen
y hacia donde vamos.

Ahora más que nunca,
viendo a niños jugando,
viendo a ancianos cansados,
me acerco más a mi prójimo,
y siento como sus vidas,
al lado de las mías,
es un regalo.

1 comentario:

  1. Has plasmado con gran acierto esa realidad que tenemos tan cerca, en esos centros que llamamos "asilos" o "residencias", y donde la vida y las personas, cobran toda sencillez en los detalles más pequeños.
    Un abrazo.

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