Soñé que tuve un sueño donde soñé que tuve un sueño,
y entre las cuatro dormideras me preguntaba por el dueño,
podría ser más sospechoso el que ponía más empeño,
pero posiblemente lo era el que parecía más risueño,
y en esta algarabía, yo buscaba a alguno gotereño,
pero vaya uno a saber si era maño o extremeño,
o de un país lejano, por ejemplo un angoleño,
perdido en sustancia por el metro madrileño,
y al fin, arácnido y como un mal vestido pedigueño,
fuíme a despertarme como un tarambal navideño,
y en la confusión de esta neblina intenté el desempeño
de entender el sentido entre el primer y el cuarto sueño.
Versos que arrancan una sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo.