En un cielo abierto con nubes de algodón
recuerdo un tiempo que no viví,
dormida la flor de mi alma en silencio,
sentía la tristeza de mi devenir,
¡como acosa el tiempo! entre barandales,
huellas del destino se grabaron en mí,
callados devoran los nulos momentos,
sin ninguna lágrima por donde sufrir.
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