Aquí los blancos cerezos son tan primeros
como la lluvia de abril que acaba sin causa,
de azules y verdes que florecen primero
con mayo exaltada en su agua ávida,
junio atrapado en avisos trigueros,
la primavera se me vuelve rápida,
deseos de humores calientes de hierro,
azahares que a estas horas se matan,
vientos de estío en traviesos jilgueros
piando por geranios en terrazas blancas,
gitanillas, rosas, jazmines ligeros
que van por la mar salada,
placer por el fresco rumor nochero
en un cielo de luces claras,
al tiempo se le escapan prisioneros
que risueños cantan mañana,
septiembre ya avisa con frío esmero
alguna hoja de pena se apaga,
y yo no quiero que se vaya el lucero
que en la noche de verano me canta.
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