Cuanta pena he asimilado con mi amor traicionero,
con esas persona que adoré como sin sentimientos,
darme mil razones para irme escondiendo,
con frases que duelen como el frío acero,
para que no me dañaran me fui escondiendo,
y que no hubiera detrás un asesino a sueldo,
no deseo volver a vivir
más en estos lugares de
depresión humana,
no deseo más la enfermedad de la añoranza,
no quiero que me leas que nadie acude a mi alma,
perdí tanto, gané tan poco que ya nada importa nada,
caminando y gritando con voz amortiguada,
miles de sombras me rodean alocadas,
no amores y romances, solo olvidos y desganas,
siempre al principio de mi vida amargada,
yo marcharé de este lugar y mataré mis recuerdos,
y allá donde vaya empezaré de nuevo,
cambiaré nombre y cara como si hubiera muerto,
el amor y la amistad, iré a su encuentro,
buscando la comprensión, la ilusión y el sueño,
sellaré las palabras que me mintieron,
olvidaré las tramas y los malditos encierros,
las esperas amargadas y la destrucción en pleno,
acabaré con las almas que solas se murieron,
iré donde haya algo que se mueva con el
viento,
odiaré las matemáticas que ordenaron el tiempo,
hacer o no hacer no será
igual, no hay nada ya resuelto,
no volveré a sentarme a esperar mi sueño,
volveré a emocionarme por los sentimientos,
por penas o alegrías y no por los rodeos,
por una razón útil no una idea sin peso,
mantener la constancia aunque muera en el empeño,
lanzar la palabra y enterrar el silencio,
sin temor a mi ser ni con los demás miedos,
nunca más diré algo que no siento,
sin huir de los dramas sensibles y bellos,
sin complicaciones idiotas y sin mundos espesos,
buscaré donde está la vida aunque sea en el infierno,
en el vuelo por los aires que emanaron del fuego,
ya nunca volveré la cara a quien
me diga: te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario