La máquina infinita con su engranaje
rocía en el espacio tiempos que matan,
de la nada puede que nazca la vida
que ya se encarga de desangrarse en la nada,
porque solemos gastar nuestros tiempos,
la mayor parte de nuestros tiempos,
en ir pensando qué hacemos,
en hacer planes futuros,
en descartar caminos abiertos,
en no gastar de momento un regalo,
en no gritar cuando oímos silencios,
en guardar la sonrisa primera,
en sentarse a estudiarse primero,
a evitar por si quizás nos frustramos,
a cuidarnos poco a poco por miedo.
Y mientras todo esto se desgrana
se va quitando la vida de en medio,
sin permiso ni carta que acuse,
sin la premisa que decide el silencio.
Vivimos a golpes de espada,
más que bravía, con mancha de fuego,
vertiendo la vida que parecía oro
en un oxidado cofre de hierro.
Rebelde sin causa, está escrito en el mapa,
el relieve agudiza, el calor del viento,
y en el reposo que mi alma soñaba
se va cubriendo, como la noche, de negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario