Mujer del norte, húmeda y caliente,
que reverdeces cada año con el musgo,
celeste mirada que baña el mundo
de olas blanquecinas e iriscentes,
en tu amanecer diario es evidente
tu lucha de vida por los rumbos,
tu sendero de aire por los surcos
endurecidos por vientos de occidente,
en tu ría abierta yo sucumbo,
y alzo la mano y quiero verte,
ver como vienes a recogerte,
a cobijarte en mi corazón profundo,
para tenerme y yo tenerte,
sur y norte unidos eternamente.
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