Por motivos que no vienen al caso
soporté lenguas de acero,
razonamientos numéricos medidos
que intentaban mis quiebros,
y por si acaso viene al caso,
era como el miedo del torero,
necesario, si no pretendido,
para poder sortear los venteros,
y aún todo en contra ni caso
que seguiré el camino que quiero,
que por más que hayáis venido
seguiré siendo lo que quiero,
o es que ¿pensáis que aún al raso
uno se entrega y resulta el cero?
o es que ¿pensáis que aún vestido
no se impregnará de aguacero?
uno es libre de ir a cada paso,
decidiendo qué hacer desde enero
a diciembre el sueño querido,
y obstinarse en seguir el sendero,
la libertad no entiende de pasos
escritos en un manual de un tercero,
y al final solo se sabe que uno ha querido
realizarse en la vida por su instinto primero.
¡Qué razón tan clara nos dejas en tus versos...!
ResponderEliminarUn abrazo.