Hombre
con fin, hombre acusado,
¿cómo
puedes andar con tus manos tan sucias?,
¿cómo
has podido engañar? cobarde y bellaco
aquí
se acabaron tus argucias,
¿cómo
vales tan poco que no vales por ti mismo?
encarcelas
el alma de la mujer,
ata
sus manos, temes sus golpes
que
no de manos sino de otro orden,
el
orden que te manda al olvido,
al
desprecio y a tu verdadero valor,
hombre
cobarde, no tienes honor,
que
no eres capaz ni de sentirte culpable,
músculo
de piedra y muerta célula,
tu
alma no existe en ninguna parte,
tan
solo te queda la brutal miseria
de
vengarte con ella porque no eres nadie,
moribundo,
te vas muriendo, estás muerto,
ni
los cuervos se acercarán a ti,
tu
orina y tu mierda de tu seco cerebro
desharán
tus manos, llegará tu fin.
Una fuerza estremecedora. Suena tan despiadado, tan cruel y tan cínico, que exuda toda la hez de la cobardía que has querido plasmar.
ResponderEliminarImpresionante.
Un beso.