jueves, 29 de noviembre de 2012

POEMA DESESPERADO EN UN OTOÑO

¿Cómo se puede escribir así? para romper el alma,
para intuir un arma que toman unas manos tristes,
para terminar en ¡ya basta! ¡nada existe!,
los bellos paisajes se desvisten,
para regresar una vez más y nuevamente
mis secos designios
donde me ocultan las sombras fríamente,

todos los caminos que han modelado mi cara,
todas las pasadas e ilusas horas,
todos los días del ayer se decoran
de flores marchitas que ya no me adoran,
para llegar aquí y nuevamente
mis secos designios
que presagian una traición fríamente,

todo lo que adoré se queda a mi espalda,
y voy implacable hacia una luz,
a sabiendas que dejo de ser tú,
y con la conciencia de mi esclavitud
que el tiempo finito me anuncia en la mente
mis secos designios
hacia esta meta que parecía ausente,

no sé si da tiempo de escribir una carta
donde se recuerden los acentos de mis actos,
donde figuren mis olvidos y mis pactos,
donde lo que me dieron y donde mis raptos
equilibren mi balanza metálica e inerte,
mis secos designios,
y por fin equilibrio audaz y valiente,

no sé si pensamos que en el balance del alma,
se debe marcar un cero en el saldo del debe,
si este asunto del deber se anula en breve
con el haber de lo tomado, y si no sucede,
aumentar mi exigencia para con toda mi gente,
mis secos designios
me den mi descanso dulcemente,

cómo me agrieta el tiempo mi cara,
cómo las arrugas en mis manos se vencen,
cómo lo logrado ya no convence,
mis amores pasados ya no aparecen,
cómo me aprieta el tiempo en mi frente,
mis secos designios
ni siquiera me recuerdan ausente.


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