jueves, 30 de abril de 2015
domingo, 26 de abril de 2015
jueves, 23 de abril de 2015
VEN
Ven, sucedámonos,
como un relevo de la noche,
las fugas de nuestros "yo"
bajo un silencio inhóspito,
ven,
inmensa como sabes hacerlo,
desviando ríos y mordiendo cascadas,
ven como una primavera asustada
por tanto invierno seco,
ven,
sustitúyeme por las puertas del cielo,
por el aire y el fuego,
sea yo el avemaría
y tú bendita en la gracia.
como un relevo de la noche,
las fugas de nuestros "yo"
bajo un silencio inhóspito,
ven,
inmensa como sabes hacerlo,
desviando ríos y mordiendo cascadas,
ven como una primavera asustada
por tanto invierno seco,
ven,
sustitúyeme por las puertas del cielo,
por el aire y el fuego,
sea yo el avemaría
y tú bendita en la gracia.
sábado, 11 de abril de 2015
LOS BARCOS DEL PUERTO
El puerto, los barcos, se mecen
por agua que late en silencio,
los miro, callado, escondido
entre redes y enseres del puerto.
Las cuerdas verdinegras tensan,
destensan, como músculo o nervio,
en ese momento rememoro
aquello que tuve, está lejos.
Si me olvido ato el instante
bajo el gris morado del cielo,
oyendo los huesos carcomidos
de la madera, de barcos marineros.
Salen, vienen, van y trajinan,
picoteados por gaviotas al viento,
airean con la marea encendida,
yo efímero, soy un momento.
La escena caduca, se olvidará,
mañana en ellos, todo es nuevo,
más para mí estará eternamente
este latir de los barcos en el puerto.
por agua que late en silencio,
los miro, callado, escondido
entre redes y enseres del puerto.
Las cuerdas verdinegras tensan,
destensan, como músculo o nervio,
en ese momento rememoro
aquello que tuve, está lejos.
Si me olvido ato el instante
bajo el gris morado del cielo,
oyendo los huesos carcomidos
de la madera, de barcos marineros.
Salen, vienen, van y trajinan,
picoteados por gaviotas al viento,
airean con la marea encendida,
yo efímero, soy un momento.
La escena caduca, se olvidará,
mañana en ellos, todo es nuevo,
más para mí estará eternamente
este latir de los barcos en el puerto.
viernes, 10 de abril de 2015
INSOPORTABLE
Menos mal que te quiero, eh,
si no, a ver quien te aguanta.
Cuando sacas la basura
y te tiras con ella,
cuando te enfrías con el te,
cuando no lavas tus manos
si las ves desangrando.
Cuando la puesta de Sol
te parece inerte.
Cuando blasfemas
lo que no sientes.
Cuando todo te aburre,
cuando todo discurre,
cuando te fastidia noviembre.
Cuando no me comes,
cuando no me bebes,
cuando no me respiras,
ni me miras.
Que te resulte inevidente
lo evidente,
cuando ¡ay! ¡que pesada
con tanto pasado!
Cuando dices
que has pecado
sin saber lo que hacías.
Cuando te presentas
en veinte "tú"
y ninguna es mía.
Y, sin embargo, ya ves,
cada vez te quiero más con tus fallos,
no porque falles,
yo también lo hago,
sino porque en tu actitud insoportable
de repente eres un milagro,
te sales de los túneles
y me vienes volando,
y acaricias también mis imperfectos,
y mis fracasos.
Pero sobre todo, sobre todo,
cuando oigo de tus labios decir
insoportablemente te amo.
si no, a ver quien te aguanta.
Cuando sacas la basura
y te tiras con ella,
cuando te enfrías con el te,
cuando no lavas tus manos
si las ves desangrando.
Cuando la puesta de Sol
te parece inerte.
Cuando blasfemas
lo que no sientes.
Cuando todo te aburre,
cuando todo discurre,
cuando te fastidia noviembre.
Cuando no me comes,
cuando no me bebes,
cuando no me respiras,
ni me miras.
Que te resulte inevidente
lo evidente,
cuando ¡ay! ¡que pesada
con tanto pasado!
Cuando dices
que has pecado
sin saber lo que hacías.
Cuando te presentas
en veinte "tú"
y ninguna es mía.
Y, sin embargo, ya ves,
cada vez te quiero más con tus fallos,
no porque falles,
yo también lo hago,
sino porque en tu actitud insoportable
de repente eres un milagro,
te sales de los túneles
y me vienes volando,
y acaricias también mis imperfectos,
y mis fracasos.
Pero sobre todo, sobre todo,
cuando oigo de tus labios decir
insoportablemente te amo.
AQUÍ ESTÁ LA MAÑANA
Aquí está, la mañana,
que dicha a la mañana,
contigo hablar.
Un buenos días caliente,
humeante como el café,
aún vapor en los cristales
con gotas de miel,
en tus ojos aún los sueños
que me quisiste contar,
en el cazo está hirviendo
agua sin soledad.
Aquí está, la mañana,
que dicha a la mañana,
contigo hablar.
Siempre vienen evidente
algunos temas del ayer,
y me sigo enamorando
de tus ojos de miel,
y de tu pelo de viento,
como hija de la mar,
la radiante manera
de tu milagroso mirar.
Aquí está, la mañana,
que dicha a la mañana,
contigo hablar.
Remonto vuelo contigo
sobre colores, florecer,
sobre cada mullido día
donde volvemos a ser,
y a la noche, tras la vida,
otra vez queramos dar
como amantes que se citan
en la azul inmensidad.
Aquí está, la mañana,
que dicha a la mañana,
contigo hablar.
que dicha a la mañana,
contigo hablar.
Un buenos días caliente,
humeante como el café,
aún vapor en los cristales
con gotas de miel,
en tus ojos aún los sueños
que me quisiste contar,
en el cazo está hirviendo
agua sin soledad.
Aquí está, la mañana,
que dicha a la mañana,
contigo hablar.
Siempre vienen evidente
algunos temas del ayer,
y me sigo enamorando
de tus ojos de miel,
y de tu pelo de viento,
como hija de la mar,
la radiante manera
de tu milagroso mirar.
Aquí está, la mañana,
que dicha a la mañana,
contigo hablar.
Remonto vuelo contigo
sobre colores, florecer,
sobre cada mullido día
donde volvemos a ser,
y a la noche, tras la vida,
otra vez queramos dar
como amantes que se citan
en la azul inmensidad.
Aquí está, la mañana,
que dicha a la mañana,
contigo hablar.
jueves, 9 de abril de 2015
NO TIENES NOMBRE
Sabes, me he ido acostumbrando a nadie,
y cada vez más a no estar contigo,
no me gusta un alma errante de mendigo,
odio que ya no me bailes.
Te respeto, pero respétame, vete yendo,
seco lágrimas tuyas y mías, medios secretos,
déjame que poco a poco
te vaya lentamente menos queriendo.
y cada vez más a no estar contigo,
no me gusta un alma errante de mendigo,
odio que ya no me bailes.
Te respeto, pero respétame, vete yendo,
seco lágrimas tuyas y mías, medios secretos,
déjame que poco a poco
te vaya lentamente menos queriendo.
miércoles, 8 de abril de 2015
DESDE ALGÚN SITIO
Comienzo siempre en un tiempo indebido,
con un primer paso mal dado,
en un camino des hilachado,
jirones por ajenas demandas,
no logro hacer un camino,
la falta no es por falta de entusiasmo,
es otro tipo de espasmo en el músculo de otro,
de un sueño en la lejanía
desguarnecido.
Las monótonas agujas están en el hospital,
en la lista de espera, en un pasillo frío,
nadie va a sostener el frasco de alma,
ni siquiera un vacío,
mi primer día empieza todos los días,
los voy ahorrando, avaro obsesivo,
el primer segundo siempre va equivocado,
los otros se largan,
se saben vencidos.
Me engaño por creer que me equivoco,
ensayo y error aquí no es principio,
no me ofrezco segunda oportunidad,
ignoro los mimos,
en el gélido momento que abro los ojos,
me invade una angustia de lo que no he dormido,
secados el paladar, la lengua, la boca,
aún hay inercia inconsciente en mi cuerpo,
aún he nacido.
De nuevo lo digo, ya no me mimo,
¿de qué vale ahondar en la desgracia?
mejor ignorancia, peor el castigo.
Desubicada, mal planeada y mansa,
el ansia de estar contigo,
nacer y morir endulza y amarga,
inevitable dualismo,
más sueño, sin saberlo, que me alcanza,
la voz, tu voz, desde algún sitio.
con un primer paso mal dado,
en un camino des hilachado,
jirones por ajenas demandas,
no logro hacer un camino,
la falta no es por falta de entusiasmo,
es otro tipo de espasmo en el músculo de otro,
de un sueño en la lejanía
desguarnecido.
Las monótonas agujas están en el hospital,
en la lista de espera, en un pasillo frío,
nadie va a sostener el frasco de alma,
ni siquiera un vacío,
mi primer día empieza todos los días,
los voy ahorrando, avaro obsesivo,
el primer segundo siempre va equivocado,
los otros se largan,
se saben vencidos.
Me engaño por creer que me equivoco,
ensayo y error aquí no es principio,
no me ofrezco segunda oportunidad,
ignoro los mimos,
en el gélido momento que abro los ojos,
me invade una angustia de lo que no he dormido,
secados el paladar, la lengua, la boca,
aún hay inercia inconsciente en mi cuerpo,
aún he nacido.
De nuevo lo digo, ya no me mimo,
¿de qué vale ahondar en la desgracia?
mejor ignorancia, peor el castigo.
Desubicada, mal planeada y mansa,
el ansia de estar contigo,
nacer y morir endulza y amarga,
inevitable dualismo,
más sueño, sin saberlo, que me alcanza,
la voz, tu voz, desde algún sitio.
martes, 7 de abril de 2015
GABRIELA MISTRAL
Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga (Vicuña, Región de Coquimbo, 7 de abril de 1889 – Nueva York, Nueva York, 10 de enero de 1957), fue una destacada poeta, diplomática, feminista y pedagoga chilena. Una de las principales figuras de la literatura chilena y continental, fue la primera latinoamericana y, hasta el momento, única mujer iberoamericana, premiada con el Nobel —ganó el Premio Nobel de Literatura en 1945—.
Gabriela Mistral en 1945 |
LA MUJER FUERTE
Me acuerdo de tu rostro que se fijó en mis días,
mujer de saya azul y de tostada frente,
que en mi niñez y sobre mi tierra de ambrosía
vi abrir el surco negro en un abril ardiente.
Alzaba en la taberna, honda la copa impura
el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,
caía la simiente de tu mano, serena.
el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,
caía la simiente de tu mano, serena.
Segar te vi en enero los trigos de tu hijo,
y sin comprender tuve en ti los ojos fijos,
agrandados al par de maravilla y llanto.
y sin comprender tuve en ti los ojos fijos,
agrandados al par de maravilla y llanto.
Y el lodo de tus pies todavía besara,
porque entre cien mundanas no he encontrado tu cara
¡y aun te sigo en los surcos la sombra con mi canto!
porque entre cien mundanas no he encontrado tu cara
¡y aun te sigo en los surcos la sombra con mi canto!
domingo, 5 de abril de 2015
SIN CORAZÓN
Para qué ya matarme,
si ya estoy muerto,
si ya no me quiere
la que yo más quiero.
Yo ya me compré
en la feria las flores,
crisantemos de agua amarga
que decoren mis dolores.
Y si la mujer me olvida
nada puedo hacer,
que dios la bendiga
y me deje perecer.
Que en el amor no se tiene
ninguna compasión,
cuando ves que a otros ojos
ella los miró.
Y nada más cantando
voy por las calles,
recordando aquellos besos
cogido a su talle.
Para esto no hay perdón,
que está todo perdido,
que me quitaron el corazón
con el que la he querido.
Para qué ya matarme,
si ya anda muerto
este cuerpo sin sangre,
y el corazón quieto.
si ya estoy muerto,
si ya no me quiere
la que yo más quiero.
Yo ya me compré
en la feria las flores,
crisantemos de agua amarga
que decoren mis dolores.
Y si la mujer me olvida
nada puedo hacer,
que dios la bendiga
y me deje perecer.
Que en el amor no se tiene
ninguna compasión,
cuando ves que a otros ojos
ella los miró.
Y nada más cantando
voy por las calles,
recordando aquellos besos
cogido a su talle.
Para esto no hay perdón,
que está todo perdido,
que me quitaron el corazón
con el que la he querido.
Para qué ya matarme,
si ya anda muerto
este cuerpo sin sangre,
y el corazón quieto.
AQUELLOS TIEMPOS
Recuerdo las tardes frías en las que nos cobijábamos,
nos ofrecíamos café, charla, música, poema y todo,
los días aquellos, sin prisas, donde siempre estábamos,
con un mundo nuevo, inventado cada día, los dos solos.
Recuerdo que amar sería ir dando todo poco a poco,
que el sentimiento se expresaba susurrando en un abrazo,
que la sonrisa era una brisa de dos cariños medio locos,
que el infinito era una brizna comparado a nuestro espacio.
Recuerdo que eras íntimamente deseo de mis labios,
e inexacta y deseada, bogadora tan besada, y mi logro,
extraer de tus lágrimas, las alegrías, para irme marcando
tu huella, que nunca borraré por todos los tiempos, todos.
Recuerdo que me venías y yo te iba de algún modo,
que entonces deteníamos hasta al tiempo y al espacio,
y recuerdo que me querías, y me lo decías con arrojo,
pero ahora aún lo dices y a mí me saben a otros labios.
Te recuerdo en las derivas de mis tardes de sonrojo,
hurgar por las avenidas de mi alma en solitario,
y te recuerdo como siempre me decías que era amor solo,
y me muerde la fatal herida de tu huida a otro espacio.
nos ofrecíamos café, charla, música, poema y todo,
los días aquellos, sin prisas, donde siempre estábamos,
con un mundo nuevo, inventado cada día, los dos solos.
Recuerdo que amar sería ir dando todo poco a poco,
que el sentimiento se expresaba susurrando en un abrazo,
que la sonrisa era una brisa de dos cariños medio locos,
que el infinito era una brizna comparado a nuestro espacio.
Recuerdo que eras íntimamente deseo de mis labios,
e inexacta y deseada, bogadora tan besada, y mi logro,
extraer de tus lágrimas, las alegrías, para irme marcando
tu huella, que nunca borraré por todos los tiempos, todos.
Recuerdo que me venías y yo te iba de algún modo,
que entonces deteníamos hasta al tiempo y al espacio,
y recuerdo que me querías, y me lo decías con arrojo,
pero ahora aún lo dices y a mí me saben a otros labios.
Te recuerdo en las derivas de mis tardes de sonrojo,
hurgar por las avenidas de mi alma en solitario,
y te recuerdo como siempre me decías que era amor solo,
y me muerde la fatal herida de tu huida a otro espacio.
TEMOR
Desmenuzo cada día
y soy lo que no soy,
pues si aparto minutos de soledad,
y en los que duermo,
y en los que no recuerdo,
los que por fuerza debo cubrir,
los de no alimento al pecho,
y los de pereza...
que son también de derecho,
más los que otros me abarcan,
los que se atragantan,
los perdidos,
los no admitidos,
los que dan las horas en punto,
y los pasivos.
Si desmenuzo los instantes que tengo,
y me entretengo a recolocarlos
como una maraña,
puede que no me dé tiempo
y me llegue mañana,
aún intrasigente y terco,
con esperanza vana.
De todos, sin duda, el primero,
adorar el milagro diario
de amanecer,
para ver que todo está en su sitio,
a pesar de mis deseos empecinados
de ponerlos al revés.
Lo cual solo demuestra
que todo es más listo que yo,
y que por mucho exhibir vocación,
la vida otorgada es maestra.
De los tiempos que tenemos,
¿cuántos verdaderos
somos dueños de lo que hacemos?
Acaso sean los minutos sin sentido,
no... estos parecen descolocados,
o que han pensado por su lado...
y sin embargo ¿son sin sentido?
o más bien idos a otro lado,
buscando sin cesar
la cadena del espacio.
Y los tiempos aprovechados
¿se han salvado?
quizás, sí, en el botánico,
regados
con lágrimas
de vez en cuando.
De los recuerdos por el ayer,
y alguna extraviada,
de las aquellas
de asuntos
que no pudieron ser.
Todo está pendiente,
de cerrarse o de abrirse,
es así,
y se ponen a la cola,
y cada día dicen - hola
¿hoy me vas a descubrir? -
Son como gente ajena
que llegan sin parar,
y aunque vengan con las quejas
me quieren ayudar.
Incluso las cosas sin querer
o medio hechas,
y las que ponen mechas
para el corazón encender.
Educamos a las cosas,
más ellas nos dominan,
y se nos vienen encima
a veces como losas.
Hay cosas tan pequeñas para otra,
como para mí tan grande,
el giro de una mirada,
la mueca de unos labios,
una fugada palabra,
un roce en los brazos.
Y la que presume con vanidad
desaparece, como siempre lo hace
la lluvia en la claridad.
Me he mojado yendo descubierto,
y me he cubierto,
por otras cosas que me han llamado.
Díle, díselo, no seas una vez cobarde,
no tardes... díselo.
No hay nada que perder,
pues no hubo nada,
ni aún, ni ayer.
Andaste por ver,
con tanto cuidado,
con tanto temor,
que no sabías qué hacer
con el sin querer.
El temor por las cosas temidas,
araña y castiga.
Con la duda vacilas,
en ella no te sumerges
ni te mojas.
Puedes andar toda tu vida
sobre suelo seguro,
familiar, habitual,
preferido el calor
del vientre marsupial.
Mirar las campiñas,
envidiar a las piñas
que temerarias se caen,
arriesgando si traen
otra vida en canal.
y soy lo que no soy,
pues si aparto minutos de soledad,
y en los que duermo,
y en los que no recuerdo,
los que por fuerza debo cubrir,
los de no alimento al pecho,
y los de pereza...
que son también de derecho,
más los que otros me abarcan,
los que se atragantan,
los perdidos,
los no admitidos,
los que dan las horas en punto,
y los pasivos.
Si desmenuzo los instantes que tengo,
y me entretengo a recolocarlos
como una maraña,
puede que no me dé tiempo
y me llegue mañana,
aún intrasigente y terco,
con esperanza vana.
De todos, sin duda, el primero,
adorar el milagro diario
de amanecer,
para ver que todo está en su sitio,
a pesar de mis deseos empecinados
de ponerlos al revés.
Lo cual solo demuestra
que todo es más listo que yo,
y que por mucho exhibir vocación,
la vida otorgada es maestra.
De los tiempos que tenemos,
¿cuántos verdaderos
somos dueños de lo que hacemos?
Acaso sean los minutos sin sentido,
no... estos parecen descolocados,
o que han pensado por su lado...
y sin embargo ¿son sin sentido?
o más bien idos a otro lado,
buscando sin cesar
la cadena del espacio.
Y los tiempos aprovechados
¿se han salvado?
quizás, sí, en el botánico,
regados
con lágrimas
de vez en cuando.
De los recuerdos por el ayer,
y alguna extraviada,
de las aquellas
de asuntos
que no pudieron ser.
Todo está pendiente,
de cerrarse o de abrirse,
es así,
y se ponen a la cola,
y cada día dicen - hola
¿hoy me vas a descubrir? -
Son como gente ajena
que llegan sin parar,
y aunque vengan con las quejas
me quieren ayudar.
Incluso las cosas sin querer
o medio hechas,
y las que ponen mechas
para el corazón encender.
Educamos a las cosas,
más ellas nos dominan,
y se nos vienen encima
a veces como losas.
Hay cosas tan pequeñas para otra,
como para mí tan grande,
el giro de una mirada,
la mueca de unos labios,
una fugada palabra,
un roce en los brazos.
Y la que presume con vanidad
desaparece, como siempre lo hace
la lluvia en la claridad.
Me he mojado yendo descubierto,
y me he cubierto,
por otras cosas que me han llamado.
Díle, díselo, no seas una vez cobarde,
no tardes... díselo.
No hay nada que perder,
pues no hubo nada,
ni aún, ni ayer.
Andaste por ver,
con tanto cuidado,
con tanto temor,
que no sabías qué hacer
con el sin querer.
El temor por las cosas temidas,
araña y castiga.
Con la duda vacilas,
en ella no te sumerges
ni te mojas.
Puedes andar toda tu vida
sobre suelo seguro,
familiar, habitual,
preferido el calor
del vientre marsupial.
Mirar las campiñas,
envidiar a las piñas
que temerarias se caen,
arriesgando si traen
otra vida en canal.
sábado, 4 de abril de 2015
YO AL VIENTO
Yo
al viento
como un pino
como un pájaro
o como un polen
pero al viento
en su murmullo
en su silencio
con vela extendida
a mar abierto
sacudido
como coral descubierto
yo
al viento
con él
voy y vuelvo
y
voy y vuelvo
.....
jueves, 2 de abril de 2015
AUTO DESAHUCIO
Empiezo esto de nuevo, como si no hubiera dicho nada,
como si lo expresado debiera evaporarse,
debe ser ducha diaria, cada día un hombre nuevo...
que no haya un recuerdo marcando la boca,
ninguno de esos cariños que iban transcurriendo.
No es re inventarse ni descubrir nada,
es que alegría o pena pagada deben largarse,
ya no sirven de nada, quizás, tampoco sirvieron,
la vida no debe ser viento arrastrando una sombra,
como el latir nuevo ignora que otros latieron.
Ni debería mañana ya parecerse a nada,
ni perder el tiempo en contabilizarse,
es decir, hacer balance de cosas que se hicieron,
no habrá oficina donde todo esto se cobre,
nadie pagará mis tercos recuerdos.
Que tuve una vida, puede,
que yo me la impuse, vale,
que otros me dieron,
no saben...
el fluir de las vidas de uno
no son riachuelos...
más gotas de sangre
que nunca vivieron.
Y todo se expande como una esfera
siguiendo leyes de universo,
y nada de esto
recuerda una espera.
Me quemé con todo aquello que pudiera quemarme,
y reconozco arrepentirme mucho de lo hecho,
ya porque desde que naciera,
o por estúpido a sueldo.
Lo que dije, olvídalo, no fue cierto.
Déjame olvidarlo,
te ruego primero,
déjame abatirme como el último acto
del que mató a otro por celos.
como si lo expresado debiera evaporarse,
debe ser ducha diaria, cada día un hombre nuevo...
que no haya un recuerdo marcando la boca,
ninguno de esos cariños que iban transcurriendo.
No es re inventarse ni descubrir nada,
es que alegría o pena pagada deben largarse,
ya no sirven de nada, quizás, tampoco sirvieron,
la vida no debe ser viento arrastrando una sombra,
como el latir nuevo ignora que otros latieron.
Ni debería mañana ya parecerse a nada,
ni perder el tiempo en contabilizarse,
es decir, hacer balance de cosas que se hicieron,
no habrá oficina donde todo esto se cobre,
nadie pagará mis tercos recuerdos.
Que tuve una vida, puede,
que yo me la impuse, vale,
que otros me dieron,
no saben...
el fluir de las vidas de uno
no son riachuelos...
más gotas de sangre
que nunca vivieron.
Y todo se expande como una esfera
siguiendo leyes de universo,
y nada de esto
recuerda una espera.
Me quemé con todo aquello que pudiera quemarme,
y reconozco arrepentirme mucho de lo hecho,
ya porque desde que naciera,
o por estúpido a sueldo.
Lo que dije, olvídalo, no fue cierto.
Déjame olvidarlo,
te ruego primero,
déjame abatirme como el último acto
del que mató a otro por celos.
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