Ven, sucedámonos,
como un relevo de la noche,
las fugas de nuestros "yo"
bajo un silencio inhóspito,
ven,
inmensa como sabes hacerlo,
desviando ríos y mordiendo cascadas,
ven como una primavera asustada
por tanto invierno seco,
ven,
sustitúyeme por las puertas del cielo,
por el aire y el fuego,
sea yo el avemaría
y tú bendita en la gracia.
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