Comienzo siempre en un tiempo indebido,
con un primer paso mal dado,
en un camino des hilachado,
jirones por ajenas demandas,
no logro hacer un camino,
la falta no es por falta de entusiasmo,
es otro tipo de espasmo en el músculo de otro,
de un sueño en la lejanía
desguarnecido.
Las monótonas agujas están en el hospital,
en la lista de espera, en un pasillo frío,
nadie va a sostener el frasco de alma,
ni siquiera un vacío,
mi primer día empieza todos los días,
los voy ahorrando, avaro obsesivo,
el primer segundo siempre va equivocado,
los otros se largan,
se saben vencidos.
Me engaño por creer que me equivoco,
ensayo y error aquí no es principio,
no me ofrezco segunda oportunidad,
ignoro los mimos,
en el gélido momento que abro los ojos,
me invade una angustia de lo que no he dormido,
secados el paladar, la lengua, la boca,
aún hay inercia inconsciente en mi cuerpo,
aún he nacido.
De nuevo lo digo, ya no me mimo,
¿de qué vale ahondar en la desgracia?
mejor ignorancia, peor el castigo.
Desubicada, mal planeada y mansa,
el ansia de estar contigo,
nacer y morir endulza y amarga,
inevitable dualismo,
más sueño, sin saberlo, que me alcanza,
la voz, tu voz, desde algún sitio.
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