Menos mal que te quiero, eh,
si no, a ver quien te aguanta.
Cuando sacas la basura
y te tiras con ella,
cuando te enfrías con el te,
cuando no lavas tus manos
si las ves desangrando.
Cuando la puesta de Sol
te parece inerte.
Cuando blasfemas
lo que no sientes.
Cuando todo te aburre,
cuando todo discurre,
cuando te fastidia noviembre.
Cuando no me comes,
cuando no me bebes,
cuando no me respiras,
ni me miras.
Que te resulte inevidente
lo evidente,
cuando ¡ay! ¡que pesada
con tanto pasado!
Cuando dices
que has pecado
sin saber lo que hacías.
Cuando te presentas
en veinte "tú"
y ninguna es mía.
Y, sin embargo, ya ves,
cada vez te quiero más con tus fallos,
no porque falles,
yo también lo hago,
sino porque en tu actitud insoportable
de repente eres un milagro,
te sales de los túneles
y me vienes volando,
y acaricias también mis imperfectos,
y mis fracasos.
Pero sobre todo, sobre todo,
cuando oigo de tus labios decir
insoportablemente te amo.
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