He oído voces tristemente desesperadas
por los mundos que muchos hemos ignorados,
y que no hay ni laicos dogmas ni santos salmos
que pueda explicar esta desgracia humana,
he preguntado a las voces o las palabras,
en ellas, si es que acuden por mitos amados,
si es que son desgracia de los ecos apagados,
si quienes les dieron vida fueron vidas vanas,,
sentí en la piel la dureza de la jornada,
sentí el viento frío de los sueños desolados,
la terquedad de la desesperanza temprana,
la pena inmensa del dolor enamorado,
la angustia vital del que sueña en la mañana,
el olvido de aquellos besos descuidados.
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