Y se quedarán las cosas colgadas,
las persianas que medio no cubren,
la luz ignífuga de las nubes,
la medio infame madrugada,
y volverán caras que sufren,
tentaciones en su origen volcadas,
mil frustraciones por una lograda,
una sola, una sola in voluble,
pero quien marcha en todo se afana,
con la indiferencia si se descubre,
pegar y pegar, nunca se aburre,
los golpes devueltos lavan su cara,
y si sigo el camino y nadie se sube,
inventaré manantial de agua salada,
que oxida, que cubra, que gasta,
que despida el año en octubre,
y volveré, y volveremos, seremos rancia
raíz de la tierra y que sude,
que llame, que cante, que acuse
los plazos que agotaron las ganas,
y aún pereciendo y por mucho que sube
el tormentoso gris de la mañana,
seremos presas aún sin llamarla
de las flechas de sombras que rugen,
sintiéndome así en esta llamada,
con la desesperanza de que no me surges,
me baño en el agrio sabor dulce,
de soñar que en algún sitio me amas.
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