miércoles, 29 de mayo de 2013

EL SUEÑO DESAPARECIDO

Tenía una minifalda escandalosamente corta que mostraba unos muslos duros como piedra, mi estado de hipnosis no me dejó escucharla bien ¿qué miras? ¿qué estás mirando? por un momento atisbé unos labios dulces y a la vez secos como erilla ya trigada, solo fue un instante, de nuevos mis ojos bajaron hacia sus rodillas anchas.
 
Y que yo pensara que dios no existía, y existía debajo de su falda, ¿dónde la tuviste escondida tanto tiempo? ¿dónde la tenías guardada? algo me elevé, un poco de grasa despiadada caliente como grasa en el fuego, hirviente como ruidosa cascada, vapores que pululan por mi frente, sudores fríos, algo de mí fluye como sin alma.

¿Qué miras te digo? ¡díme! tonto de cara, alzo de nuevo, sus ojos son negros como huecos, y llenos de ira blanca, - perdona dije - sin más ¿qué voy a mirar? - yo te miro por nada - - te quería preguntar - ¿a qué horas te vas a la cama? - a la cama te irás tu desgraciado y llévate tus ojos o te apartas -

Tenía el pelo ensortijado, yo lo imaginaba en su pubis caliente bajo una gasa, prosa de amor, aquí no hay trampas. Tomaba café, el azúcar derramada, - yo otro con algo de leche fría - no es mi mañana, intenté mientras imaginar como sonarían los granos de azúcar en sus nalgas. Como algo fatal que se menea sobre la barra. Cuestión de dinero - no - cuestión de artimañas. Cualquier plan pre concebido es seguro que con ella falla. Me lancé sin pensarlo mil veces al vacío y sin amarras.
 
Y le metí mano por donde menos se esperaba. Con un extraña poética manera de decir que la amaba, no daba crédito, parecían como campanas, esas campanas que uno no sabe si anuncia un funeral o una semana santa. - Eh - ¿qué te has fumado esta mañana? - María Juana lo preguntaba en serio, no estaba para charlotadas. - Que te amo o que te amaba -

¿Me quieres aclarar si es presente o pasado? - es futuro - ayer yo no te amaba: tus muslos apretados eran sueños, tu vientre no se mojaba, tus pechos eran agujas, tu cara no decía nada. Eres lista como el hambre, el hambre es una buena palabra, con él consigo olvidar si ayer llevabas minifalda. ¿Por qué te obsesiona este asunto? - no es cualquier asunto, es sintetizar en la nada tu abrupto sentido con el me escupes en el alma.

La tarde se ponía fresca, ella ni existía ni era nada, la acompañé tres metros más atrás sin que ella me mirara, consultaba en su agenda, yo la circundaba como circunda un payaso sin entrar en la carpa. Ella no existía salvo en el fondo de mi cama, mis pies fríos la notaban. Yo era un extraño sueño que ella me contaba. Ella era la que no existía, yo era un sueño que no soñaba. Mis manos la agarraron y, como trozo de ceniza, por el aire se escapaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario