Miré el reloj y me pareció el cero del universo,
la expansión congelada, desde una eternidad confusa,
sin hechos, ni huellas. No había más protagonismos
que no sé cuantos mundos aún por venir.
Y por si lo recordabas, o sus detalles, o marcas,
te insté a que me dijeras lo que sabias sobre él,
lo que vivias aún de él, aunque estuvieras inconsciente,
y con la irresponsabilidad de que por ti me fui.
Y se hizo el agua entre mis brazos, que aceleraban,
que fluían por el reciente espacio y tiempo, esférico,
tendencia a mínimos, estabilidad deseada, equilibrio,
y observé muchos signos que me señalaban a mí.
Y como frontera elástica, como latidos de corazones,
tus lugares se extendían ocupando mis suelos y pies,
y note que nació el calor entre juegos de estrellas,
emergiendo de tu mirada y a ti yo fui.
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