Decidme su nombre.
Aves de precipicio, aires de oriente,
lluvia de noche, latidos de mares,
datos, designios, restos, remanentes,
y aún reproche, y aún desmanes.
Dadme su nombre, ¿cómo era aquel nombre que no olvido?
¿cómo era todo el mundo al que acudimos?
Repíteme su nombre que no olvido,
repítelo,
repítelo,
que quiero oírtelo.
Nació de una semilla mínima
con la fuerza de todo lo vivo,
del alba y sus encendidos,
de la noche cálida.
Vivió efímera, en mí
nace un dolor infinito,
todo el tiempo por venir
fue insuficiente
para vivirla eterna,
para vivir en sus ojos
como quería vivirlos.
Díme su nombre una vez más,
yo te lo suplico,
el juicio de su sin nombre
que nunca olvido.
Por favor, díme su nombre,
repítelo,
repítelo,
como quiero oírtelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario