martes, 17 de junio de 2014

RAP CON SODA

Hoy catorce de febrero de este año
que el del anterior ni me acuerdo
cuando le escribi un poema de amor
a una falda en un paragüero,

pero en este otro decidí
que lo que le iba a decir
es más o menos algo así
como lo que voy a escribir:

todos los días soy tu prisionero,
y no sé si sabes que lo que yo quiero,
es que viéndote muy colgada
quiero ponerte en mí, aquí en medio.

Y me la colgué como se cuelga una loza,
con dos cuerdas y cuatro de negro,
como aquel catorce de febrero
que siempre me sobra,

la princesa buscaba como una azafata,
quien bloqueaba su paso en la puerta,
y me di cuenta que nunca era cierta
la parodia de la chica en la tarta,

celebraba por un veinte de abril,
el momento en que todo aparece,
o el momento en que todo parece
un gazpacho de colapso sin fin,

pues en la breve insinuación de la causa,
donde uno se muerde los labios,
aparecen dos tontos o dos sabios,
diciendo chorradas sin pausa,

más en el treinTa de mayo y por fin,
como quien nunca quiere la cosa,
se viste de seda muy hermosa
la más fea que nunca yo vi,

y decía y bien cierto acertaba
que le daba igual el enojo,
practicando el ojo por ojo,
por si acaso el oyente escuchaba,

y de esta manera plomiza,
se cubría de gloria la tonta,
y sin pensarlo le salía la impronta
recitando poemas de risa,

todo esto viene a cuento por si no lo sabes,
que yo puedo escuchar lo que sea,
pero que mientras mis manos manosean
algún lugar que te diré alguna tarde.

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