A través de la ventana,
veo una tarde gris,
el ruido sordo de vehículos.
Entonces, en eso,
no hay palabras
para describir el olvido,
ni amiga ni amigo
en este sentir,
se escapa lo no escrito
por alguna grieta de la mente,
y ya nunca recordaré,
no, no hay palabras para el olvido,
hay más prisas por decir
lo que queda por vivir,
de cualquier manera,
con cualquier motivo,
por la supervivencia
o por el no sufrir,
sé que no es esta la mejor forma
de expresarte mi sentir,
ni marcará una norma,
ni la quiero seguir,
porque en el tiempo descuidado
y que es deriva y sin la mar,
se ocultaron las brisas
y los olores de tu sal,
navegando por el camino
a medias y sin pensar,
se me marcan los destinos,
los que viene, los que van,
la palabra requeriría el reposo,
como el movimiento acristalado,
relajarse en el remanso,
mecerse en los descansos,
no, no hay palabras para el olvido,
pues apabulllan las del andar,
aunque sean en aquellos caminos
que ya nunca volverán.
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