lunes, 15 de junio de 2015

MI PERRITO FALDERO

Vengo poco por aquí,
he perdido algo de interés,
pero cuando lo hago
me gustaría
que me entretuvieras
me halagaras,
e hicieras  piruetas
como mi perrito faldero.

De poco más sirves ya,
además, lo haces bien,
si no, no te lo diría,
soy siempre sincera.
Cántame aquello
de en el mar
contigo voy...
Te sale bien,
cada día te superas,
bueno, mejor dicho,
cada mes,
o cada tres meses.

Veo que has trabajado,
que has puesto interés,
eso está bien,
me gusta,
me gusta mucho ¿sabes?
que estés siempre
para cuando yo quiera.
Que te prestes
como voluntario
y obligatorio,
me gustas casi tanto
como mi perrito faldero.
Quisiera presentártelo
pero es algo perezoso y arisco.
Es como tú
pero con la diferencia
de que a ti,
cuando quiero, te omito.

Cuéntame aquello
de las calles no transitadas,
de las pinturas inacabadas,
de los estudios sobre el movimiento,
de la inquietud del tiempo.
Dilo de una forma más convincente,
rómpete la frente,
y echa la baba que te emana
cuando te acerco un caramelo.

Estate quieto y no te vayas,
me gustas que estés aquí
como un libro vacío,
en un cajón olvidado,
por si alguna vez,
por si acaso,
tras varias vueltas al mundo,
se me ocurre volver
al lugar
que ya he olvidado.

Recuérdame quien eres
cada vez que te vea,
pero sin demasiado empeño,
y recuerda bien
quien es la dueña
que cuando quiere te marea.

Mientras tanto
toma este dulce,
gestiónalo por un tiempo
indefinido.
Recuérdame
aquellas lindezas y linderos,
que eres casi tan precioso
como mi perrito faldero.

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