Recuérdame, hasta incluso como el que no fui,
acuérdate de mí como si hubiera aceptado tus deseos,
dame vida en tu ser, regálame la vida que no viví,
dame desde el primero hasta el último de tus sueños.
Ve abrigando cada año las hojas de otoño caídas,
ve aceptando las rías de los mares en la tierra,
vive a modo de efímera flor de la primavera,
y hazte camino entre los bosques del invierno.
Otórgame, entrégame, con un aire de testamento,
olvida ya los tiempos en los que nunca has vivido,
no temas a los prohibido, más a la verdad normalizada,
hiérete, piérdete, olvida ya tu corazón vencido.
A cambio y si acaso yo me adelantara a tus tiempos,
me sentaré a la espera de que llegues y me alcances
que yo me llevaría la vida entera esperándote,
y retomar nuestro camino, nuestra vida hacia delante.
Los ojos que miraron son capaces de asomarse
a los corazones partidos sin mediar las palabras,
así lo siento yo, así te siento, esperanza blanca,
limpia y pura, de ti, de mi, mi sueño es abrazarte.
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