lunes, 22 de junio de 2015

RÚBRICA

He vivido gracias a ti,
desde el temblor de tus manos,
y tus sueños del día,
y me iluminaste,
fui aprendiz del sol,
como al que querías.

Puse en ti secretos,
que transitaban en mí,
así te fui asiendo,
tomándote entre mis dedos,
buscando en ti
otros muchos sueños.

Iluminaré por ti,
quien sabe,
si amor entre café,
si un rincón apartado,
si, de alguna escritora,
el papel.

Llegado bien seas pues,
por mi segunda devoción,
poesía y clavel.
Vitral fuiste sin base,
amorfo e ígneo,
más, orgullosa, te digo,
te hiciste digno
de mi ilusión.

Llevaré contigo
tu mirada impresa,
tu mirada intensa,
tu verbo hacer.
El sinfónico color,
blanco, rojo,
verde y oro,
y el tesoro
de tu saber.

Yo te hago,
te bautizo,
fuego de piedra,
ígnea, traslúcida,
y después te firmo
y te afirmo
en un papel.

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