Hoy ha amanecido un frío día,
y me entra tanta pereza levantarme,
acurrucándome en la cama
y sentir a mi amor palparme,
-vamos cariño que ya ha tocado,
despierta que ya se te hace tarde-,
-déjame un poquito sentir más tu mano-,
cómo me mece para despertarme,
le duele en el alma ay mi chiquilla,
y siempre, y siempre lo hace,
mirar a mi cara, mostrar su sonrisa,
levantarse primero y no despertarme,
siempre me otorga diez minutitos
para que siga soñando que ella me invade,
se pone la bata y muy despacito
se va a la cocina mi ángel,
calienta un café y busca una galleta,
se sabe mis gustos como nadie,
todo con cadencia, como un infinito
beso de amor que entra en mi sangre,
oigo sus pasos a lo lejos y tan cerca,
la cafetera resuena silbante,
y reaparece por la puerta la primavera,
es mi mujer y mi amante,
es mi amiga eterna y sencilla,
y compleja como no sabe nadie,
se sienta despacio en la cama
y su mano vuelve a acariciarme,
y yo remolón mosqueado me vuelvo
y le tomo la mano suave,
y la acerco como se adora la vida
y le doy el beso más grande,
en la mañana fría amanece
y me llaman asuntos que nacen,
otros asuntos, todos diversos,
pero este que cuento es constante,
tanto como mi respiración
y tanto como el fluir de mi sangre,
que sin ellos no puedo vivir,
que sin ella yo no sería nadie.
Llueve Amor... ¡Qué bonito!
ResponderEliminarUn beso enorme a ti por este regalo, a ella por crearlo.