Yo no sé cuántas veces os he soportado,
la arrogancia y soberbia que tanto me harta,
la mentira, el cinismo, las falsas palabras,
y la envidia que os tiene inundado,
ya mi paciencia me sorprende a mí mismo,
que no sé porque sigo extendiendo la mano
si las vuestras puñales van preparando
las celadas miserables por mi camino.
Amigos, se dicen, y todo es mentira,
que van a mi espacio pues no tienen nada,
que ni hacen ni alcanzan, que solo estiran
la mediocridad en sus pobres almas,
y por eso pretenden robarme mi vida.
No, los amigos no esconden las cartas.
Un amigo es gente que se sincera
y que muestra criterio paralelo al mío,
que no se ande con términos fríos
y que no congele a la primavera,
un amigo no pretende el terreno del otro
y debería quererme como mi hermano,
una empatía que lleve a un abrazo
y ningún celo que señale su rostro,
siempre he actuado porque sí y sin más
y sabeis muy bien que nada he pedido,
que lo que os doy siempre es verdad,
que aparto tenaz todo mi egoísmo,
que solo necesito vuestra amistad
sincera, y llegar a ser quienes no fuimos.
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