viernes, 25 de enero de 2013

ARTE POÉTICA

Estoy obligado a decir las voces
que otras voces callaron,
y describir los momentos de cada día
para que no se vayan marchando,
 
siento la presión de manos sangradas
por palabras que se van separando,
alas que las llevan a volar
por los vientos del espacio,
 
me mato en cada uno de mis versos
para aflorar algunas líneas más abajo,
el discurso del alma siempre preso
como en el redil el rebaño,
 
son como filas alborotadas,
o como tipografismos clasificados,
pendientes de un obrero que no sabe
por qué las coloca como las va colocando,
 
estoy obligado por propia imposición,
porque si no escribo entonces ¿cómo hago
cristalizar las luces del Sol y la Luna
en el frío acero de un mecano?,
 
lo hago por suplicar o difamar,
por mi ruindad o sentirme respetado,
por trazar un buen o mal plan,
por gritar o callarme durante un rato,
 
lo hago por escucharme en silencio,
por saber quien fuí hace años,
por soñar quien seré en el sendero
que enfrente tengo esperando,
 
por insultar, por insultarme, por amar,
por desenamorarme, por buscar remedios,
por no arreglar nada, que se queden igual,
por sacudirlas de témpanos cediendo,
 
y justifico los silencios, y con ellos me llevo,
en ellos me acojo, soy un bajo y extraño
matorral de los caminos donde me enredo
con los otros y sus misterios hermanos.

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