El llanto es un acto de contracción,
se llora por la eterna espera,
que esas lágrimas de triste pena
nadie recogerá,
se llora por la esperanza
del retorno del amor verdadero,
o por la libertad el prisionero
que al aire volará,
se llora por los que ya se han ido,
y por los que nunca vinieron
y por los que nunca conocieron
el allende del mar,
se llora por la fugaz vida,
por su ritmo trepidante,
por su andar extenuante,
por lo que fue y no volverá,
se llora dulcemente,
y también con la amargura,
quizás solo el loco en su locura
no sabe por qué llorar,
se llora por constricción,
por alguna herida abierta,
por la caída incierta
en una duda infernal,
se llora y con razón
por todas las injusticias,
y por la maldita malicia
del que quiere aplastar,
se llora por proteger
a otros que necesitan
unos brazos que le citan
para abrazar,
se llora por el amor,
y por el desamor no anunciado,
y por no sentirse amado
por los demás,
se llora por el orgullo,
por saber que ha conseguido
aquello tan perseguido,
y también por vanidad,
se llora falsamente,
por hacer llorar a otros,
lloramos todos nosotros
por hacernos destacar,
y lloramos sinceramente,
a la noche cuando sentimos
que aquellos que una vez fuimos
ya no volverán.
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