domingo, 20 de enero de 2013

YO SOY, ADEMÁS, OTRO

Ya no puedo más, caigo, estoy en el precipicio,
no puedo oir treinta voces al mismo tiempo,
mil ventanas se abren, me van enloqueciendo,
no puedo inventar a mil como a mí mismo,

no puedo evitar porque así lo siento
mantener la conversación, seguir tu ritmo,
tu no puedes ver mi espalda, me mantengo
a duras penas evitando el abismo,

no puedo más, todo lo doy, nada consigo,
ni una pequeña palabra de entendimiento,
solo un duro exigir, ningún -lo siento-
las piedras se engrandecen en mi camino,

yo no sé si deberia alguna vez decirlo,
no lo hago, sé que es solo un presentimiento,
la gente me dice que sea yo mismo
y si lo soy no me entienden al mismo tiempo,

parece que siempre yo soy el que obligo
a ir llevando las arenas por el firmamento,
las estrellas deberián nacer de mí, es mi signo,
mi creación no puede parar ningún momento,

es agotador, no sabes cuánto me agota este filo,
no sabes nada, crees saber mis tormentos,
ellos ya no están, soy naufragio a barlovento
y, curiosamente, sin origen, ni destino,

cosas rotas, dispersas, flotando por ahí en medio,
las espumas del mar van forzando su brillo,
el Sol me mata, la Luna me aplasta, sin remedio
voy poco a poco diluyéndome, me fatigo,

me ahogo, me falta el aire, y tu mano tendiendo
una cuerda húmeda y suave, mecerme tibio,
una como yo, rara y ávida, de verdad que tiemblo,
el agua fría del fondo me lanza dardos fríos,

no puedo ser infinito, de verdad que lo siento,
soy tan sencillo como el juego de un niño,
yo quisiera darte todo lo que quieres, no puedo,
me falta el tiempo, el reloj me va haciendo añicos,

dicen que los años te enseñan y parece cierto,
y sin embargo volvemos a caer en lo mismo,
el mundo da vueltas y vueltas sin remedio,
la misma esquina, el mismo café, el mismo vicio,

en mi deriva requiero, de verdad, ir pidiendo
un poco de paz, algunos momentos tranquilos,
me da pena pensar que solo a él llego
si de vosotros me alejo, si solo me aislo,

entonces, en ese lugar, en ese mismo momento,
si os libero el alma, consigo tu alma como yo la concibo,
y entonces aparece el anhelado rincón que yo quiero,
y los ojos que me miran como yo los miro,

liberar nuestro espíritu, matar los fragmentos
que persistentes dejamos y por si acaso huimos,
que dudamos de verdad que todo esto es tan sincero
como los sonidos de nuestros huesos en nuestro camino,

no puedo más ocultar mis verdaderos sentimientos,
y llegado a esto me dispongo a apostar por un loco río,
por un fluido de sangre y sudor de mi cuerpo
y aunque se vaya secando, me da ya lo mismo,

¿qué puedo perder? ¿mi vida pasada? ¿todo ese tiempo
que he vivido si felizmente no lo he vivido?
mi vida pasada, pasada es, que se vaya al infierno,
que en el infierno han estado mis deseos dormidos,

paso del que dirán, las cosas a veces no tienen remedio,
lo extraño es persistir en arreglar lo que ya está roído,
prefiero unas nuevas arenas de un mar insensato
que las secas arenas de un mar cohibido,

pongo en la mesa mi ser triste, tu mirada yo entiendo,
paso de ser el tipo simpático, alegre y divertido,
y en este giro del juego, extraña mueca te va apareciendo,
que imaginabas las cartas que siempre me has visto,

no éstas, oscuras, ajenas, yo te doy ese momento,
o todos los momentos que quieras por siglos,
si alguna vez estas invisibles lágrimas que voy vertiendo
las veas por fin y te lleguen como un tibio rocío,

como un -estoy aquí- desde siempre y muy adentro,
ese ser que dentro llevamos, del que nunca supimos,
y que necesita como necesita el ave al viento,
como necesité tu alma y limpiarme a mí mismo.




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