Por la vida vamos con el más,
aprendiendo del verbo y la persona,
de la música y las cosas
con su azúcar y con su sal.
Y también con el menos,
de fracasos que nos abordan,
del silencio y de la sorda
codicia de nuestros remos.
Y con la diaria multiplicación
de la estrella y de la aurora,
de la luz de las farolas
de estación en estación.
Y finalmente con el dividir
inevitable de la persona,
ora triste, ora sorna,
estallando en sin vivir.
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