lunes, 3 de noviembre de 2014

TUS BRAZOS

Soñé que dos halos solares te abrazaban
sin quemarte,
y que te reducías en ellos
como un insecto en su guarida,
miré en el más profundo abismo
para confundirte con la niebla,
y miré como dos gotas de lluvias,
en su origen decadentes paralelas
se alejaban.

Sentí en el viento traicionero
de la noche
el risueño flujo mal criado
de tu cara,
y como un pétalo que cae cada hora
me rompí con el absurdo
de las lágrimas.

Pues eras la única que yo esperaba,
porque cualquier día
el plan B acabará conmigo,
y se instalará con ganas.
Y eras única entre otras únicas
que yo iba apartando a patadas.
Porque en este mundo prisionero
habría un primero,
los segundos o tercero es otra trama,
otra rama que deriva en la vertiente
mezclada con el agua.

El llanto libre ya no existe,
el que se acaba nada,
y por eso sueño a veces que me diste
tus brazos de sol para que me abrigaran.

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