En este momento de mi vida yo me paré,
solo sobre papel sobrevivía en la deriva,
y en la calma anochecida me olvidaba de mi ser,
sin saber que hacer en mis idas y venidas,
inventaba estar y huida, y no podía tener
sueño de anochecer o parada adormecida,
humos de fatiga y oculto amanecer,
ello no supo ver, quizás no me quería.
Este pan del labrador, más que sueño es dolor,
es viento frío, no resplandece como gotas de rocío,
los cristales de luz, que una vez miramos los dos,
se empañaron con la niebla del corazón vacío.
Porque, en este momento de mi vida, yo quería saber
hacia dónde navegabas alejándote del día,
y verte en el vida mía con las brisas del querer,
hasta dónde tú me amabas, hasta dónde te quería,
pensaba al callar en un silencio por temer
si no fueras a creer que por una palabra adormecida,
toda la vida se iba por el silencio de este papel
que se me agregó sin saber, que se me dió y no quería.
Esta red del pescador, más que sueño es dolor,
es lanzar la mirada hacia los tiempos vacíos,
y no poder hacer mío en los latidos de mi corazón
lo que para mí fuiste una vez cuando estuve contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario