entrometido
oxidando los huesos,
cantado
o no cantado,
no
es esto un problema, sigamos,
conviene
que el verso sea llorado
si
es alegre como un gorrión,
o
alegrado con devoción
si
es triste como un angustiado,
conviene
sedar lo gritado
para
conservar gritos futuros,
y
muros
que
se vayan largando,
conviene
el verso del silencio
que
nunca se calla,
¡que
aburrimiento tremendo!
¡que
alegoría mal tratada!
conviene
que todo escrito
barra
lo hecho en la mente,
Babel
imprudente
de
desoladas palabras,
conviene
escribir lo que se siente
cuando
nada se siente,
y
no escribir nada
si
no viene la muerte,
conviene
sufrir muy despacio
para
valorar lo vivido,
castigo:
desorganiza
tu mente,
conviene
a veces no querer
en
su sentido literal,
no
ser más
que
una personita inconsciente,
conviene
que todo siguiera
no
como la primavera,
sino
de otra manera
que
no sea tu manera,
si
me preguntas si conviene una guerra,
yo
te diré por si quieres saberlo,
que
siempre creeré que una mierda
solo
es una mierda,
conviene
delimitar el desprecio
por
si acaso el aprecio te ataca,
si
le quitas la de y la a tiene un precio,
y
siempre te faltará la pasta,
conviene
jugar con los versos
como
si fueran luces nocturnas,
pero
no estrellas y lunas
sino
ojos confesos,
conviene
que si me lees me dijeras
por
dónde corto con la tijera,
para
que todo esto te lo amoldes
y
no te deformes,
conviene
estar sin sentido
con
autorizado sentido,
para
abrir todos los espacios
y
que discutan. y tú ... ni caso,
conviene
que no estés alejado
por
si la llama te llama,
por
si el agua te apaga,
y
por los malditos plazos,
conviene
citarse a una hora,
y
coincidir y besarse,
y
abrazarse y revolcarse,
y
amarse sin cotas,
yo
te diría lo que te conviene
pero
conviene que no te lo diga,
me
conviene a mí, me conviene,
y te conviene a ti... que me olvidas.
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