Podríamos buscar algún rincón apartado
y viajar desnudos hacia él,
para no traer cualquier enser
que nos haya amargado,
y entonces compartir cosas inventadas
desde el fondo del ser,
desde el borde de la piel,
y desde el sonido del alma,
y mirarnos sin las culpas,
ni prisioneros del deber,
ni cadenas del ayer,
y con las manos juntas,
podríamos trazar caminos,
y andar todo por querer,
y llegar locos a tener
el amor que quisimos,
solo necesitamos a dos,
los que quieren florecer,
los que queremos crecer,
nosotros, tú y yo,
y si tenemos cobardía,
y el temor nos va a correr,
no importa, que vamos a ser
valientes con osadía,
porque sabremos que si uno falla
siempre vamos a tener,
el abrazo del otro ser
defendiendo la batalla,
mira que las cosas de dos,
si se quieren resolver,
no es cuestión de fe
sino de amor,
y el verdadero amor es el dar,
y el considerar al otro ser
más importante que él,
y que el otro piense igual,
pues entonces nace un respeto,
una necesidad, un deber,
de pensar que el otro es
genial con sus defectos,
toda atadura en el camino
nunca debe ser
una razón de padecer
el daño del egoísmo,
ya tenemos el rincón apartado,
donde los dos vamos a ser
lo que somos y sin querer
nos sentiremos amados.
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