Penumbras de calles de lodos, temido vacío,
luces de velas sobre trincheras en ascuas,
asunciones de culpas que otros se llevan,
la calle mendiga entre dolosas palabras,
la calle del paseo que bajaba la costa,
la tierra quebradiza de calor sobre aguas,
aturdimiento de horas, olores a goma,
la ciudad se viste de tristes parodias,
ciudad que devora a cada uno que la vivimos,
ciudad mal educada, suciedad y discordia,
no aparta de los vivido todo lo sufrido,
se apartan los días para que se alejen las horas,
una campana anuncia las diez menos cuarto,
un sonido extravagante que todo deforma,
la mesa del café protesta de su poco espacio,
la música de fondo suena a deshora,
se anuncia fiesta, un baile de patio,
los niños corremos con nuestras historias,
los viejos volvemos hacia otros ratos,
las mujeres decoran alas de palomas,
el frenesí busca el olvido del despotismo,
más la codicia del hombre se lo apropia,
y aunque nunca seremos justos vencedores
sí seremos justos perdedores por arrogancia,
no pensamos que lo que sea que pensemos
el otro lo ve siempre desde otra forma,
y que el otro no piensa lo que creemos que es,
somos dos otros siempre en cualquier historia.
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