Yo no supe estar solo con mi soledad,
y cuando quise estar ya se había ido,
no me siento extraño, sino desconocido,
las soledades de otros me la echaron,
yo no supe aprender a verme en un espejo,
y cuando quise el cristal estaba deformado,
quizás calor o humedad que otros dejaron,
unas indelebles huellas que me han confundido,
yo no supe oír el eco de mi llamada,
y cuando quise el silencio se sobrepuso,
quizás aires secos de extranjeros impulsos,
que poco a poco me fueron callando,
yo no supe recordar los besos dados,
y cuando quise se tornaron como hielo,
puede que otros ansiosos en sus celos
los fueran congelando por mis surcos,
yo no supe leer de mí con más osadía,
y cuando quise se me hicieron cobardes,
quizás otros con sus sensatos alardes
me fueran inocentemente protegiendo,
yo no supe si lo que iba diciendo
pudiera trascender en lo cercano o remoto,
y cuando quise saberlo aparecía un devoto
sentido de protección que me iba escondiendo,
yo no supe llegar el mensaje que quería,
y cuando quise voló como vuela la vida,
los tiempos de ausencia poco a poco vencían,
los tiempos presentes se desvanecieron.
Yo no supe, cierto, estar con mi soledad,
para ver con la de otro donde me equivocaba,
y saber de esta forma si algo se salvaba,
si algo se quedaba, si algo fue cierto.
Yo no supe estar con mi soledad,
¿supiste estar tú? no me digas que sí,
que ni siquiera supe aprenderla de mí,
que solo fue en ti donde la pude encontrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario