Camino rápido, como angustiado,
y con ansias que me sobran,
como sospechando que el futuro
no me guardará más horas,
des hilo todos los tiempos
y no me percato ya, ahora,
que estaba mirando
en la última noche que se agota,
yo comprendo que me agobio
y que mi propio agobio me agobia,
yo acepto que nadie es culpable
de lo que me sucede ahora,
yo no sé encontrar el reposo,
de cinco minutos, no pido una hora,
en que pudiera trastocarme
y actuar con alguna lógica,
si ni mis átomos se están quietos,
si mis células cambian de forma,
si ellas me están haciendo a mí
lo que yo a ellas les hago ahora,
si voy angustiado y no me siento,
y si me siento me duele la espalda,
no de carga sino de frío intenso
por la frialdad de mi alma.
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