Tengo una amiga con voz pequeña
que susurra por las telarañas
de las esquinas de mi habitación,
en sus manos ella me enseña
todas las dulzuras de su alma
y los latidos del corazón,
tiene los ojos colorados
de tanto llanto que la acosa
en su cárcel de dolor,
y poco poco se acabaron
la esperanza en las cosas
y la niña que vivió,
yo no sé darle lo que quiere,
mi alma alborotada
que solitaria se durmió,
y por los campos de la muerte
mi amiga es la nostalgia
del tímido amor.
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