Me gustaría que vinieras conmigo a enseñarte mi casa,
no vivo muy lejos y el viento te acariciará,
y es suficientemente adecuada para los dos,
y permanece el rincón donde me hice mi yo,
es como si vinieras a una máquina del tiempo,
como si te transportaras por una cinta humana,
te será interesante, puedes probarlo todo,
me incluyo en el paquete si así lo quieres,
tendrás las especias que desees para mí,
tendrás lo que quieras ¿vas a venir?
¿Vas a venir a escarbar en mis maneras?
me gustaría que danzaras por mi pequeño jardín,
me gustaría que enredaras tus manos sin fin,
y que te laves en mi ducha de colores,
y me gustaría reflejarme con tus sabores,
y muchas más cosas que no voy a decir,
me gustaría que fueras sincera
o que te fueras, o que te vengas, o lo que sea,
me gustaría que supieras
que la puerta sigue abierta,
que pisarás primero una alfombra de dolor,
pero esto será breve, y no es cuento, de veras,
después volarás entre nubes de color,
verás mis papeles rancios y amarillos
donde yo alguna vez depuse algún sentimiento,
y verás entre manchas de tinta mi brillo,
verás una cama parda que se aletarga
donde el azul del cielo duerme como niño,
verás la cocina humeante y ancha
y un fuego entretenido, y blancos visillos,
y verás mi ropa en la percha algo maltrecha
murmurando cosas del pasillo,
verás un tejado aparentemente malhumorado,
y una ventana malsanamente cerrada,
y una toalla terriblemente mojada,
y el colchón de una cama por mí formada,
no verás nada de mí que ya supieras,
pero sí verás esas, mis cosas, que sí están fuera,
las que no has visto o no tenías previsto,
las que irían a decirte hola si tu vinieras.
Después decides si no quedarte o quedarte,
o marcar en alguna parte si vas a regresar,
o si te vas ya y con ello vas a llevarte
estas cosas que me matan con su soledad.
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