Sé que estás porque hasta te huelo,
como lobo enfurecido, por la pena y soledad,
tu fresco barro no se puede ocultar,
la fresca bruma te delata con un murmullo,
eco de voz, vuelta a la palabra, dicha por ti,
en algún tiempo pasado, recordado,
siempre recordado como un libro abierto,
de hojas humeantes con amor, con densidad,
helechos descendentes, mojados por la tierra,
eterno hambriento y con su boca vacía,
expectante, como águila en su rama pasional,
sé que estás, como estuviste y estarás,
no ir atrás, lo pasado se ha borrado,
briznas de goma en papel y en alquitrán,
y aquella calle obrada donde transitamos,
coros como niños en el patio trasero,
vergeles de espuma, fuerza de manantial,
siempre huidiza, me sedaste con tu brillo,
nos buscamos con sigilo, nada ya es igual,
por fortuna o por desaire, porque todo sea sí,
la negación de la vida no es simplemente morir,
sino torcer de mala manera la curva
para que arda ascendente e infernal,
sé que estás, por mucho que lo quieras fingir,
te diré por ello y sincero que me place,
lo contrario será de alguna manera engañar
al ave altiva que navega por re encontrarte,
seguimos siendo y no lo ves igual,
y sin embargo estamos, no me mata la duda,
pues te huelo cada noche y cada noche igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario